martes, 30 de septiembre de 2014

De amores

Soy un espectador de la vida y me encontré con éste díalogo:
-Vení, dame amor.
-Ya llego pero no me pidás amor, eso no se pide.
No sólo veo, también participo de la vida
entiendo que por la vida vas
y a veces sos amado y otras veces no.
Y a veces amás y otras no.
Y a veces, pedimos amor
-sin sentido.
Pedimos lo impedible.
Abrimos las piernas o la casa o la vida
y esperamos que con eso nos entreguen el amor,
el amor que reclamamos.
Amor que con justo derecho merecemos
y lo exigimos.
Vení, dame amor. Soy tu novia.
Vení, dame amor. Soy tu hija.
Vení, dame amor. Me lo debés.
Pero el amor no funciona así.
El amor se da y/o se recibe
pero nunca como moneda de intercambio.
El amor, con amor se paga
pero no se cobra.
No me pidás amor que si no te doy es porque no tengo.
El amor sí existe, pero cuando existe.
Cerrá las piernas, cerrá tu casa, cerrá tu vida
o no.
Sólo entendé que por abrirlas no te van a amar.

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