miércoles, 24 de octubre de 2012

Delirios de mujer que odia.

Hay un matamoscas gigantesco y ¡zaz! te aplasto.

Tengo tijeras y sé usarlas, no tengo miedo a cortarme mientras te arranco el pelo.

Si me muerdo, me enveneno.

Podría vomitarte, o escupirte. Lo que tengo en el estómago es más ácido que el ácido clorhídrico.

Le puse un nombre y encontré su dirección. Ponché todas las llantas de su carro.

Entré a su tuiter y hackié su facebook, ahora sigue a Cohelo y es fan de Arjona.

Le puse una almohada en la cara mientras dormía, la almohada tenía moho y apestaba a mono mal secado.

Contraté a alguien para que se orinara en tu jardín, todos los días.

Compré chocolates laxantes y preparé galletas.

Fui a su trabajo y mientras nadie veía, puse pega-loca en su llavín.

En su casa, mojé todo su papel higiénico.

Metí su cepillo de dientes en el inodoro.

Le quité el teflón a su sartén.

Quité la goma de sus tacones, ahora cuando camina, chilla.

Cambié su champú por jabón líquido anti-pulgas.

Tiré aceite por el piso y escondí sus zapatos.

Le hice un té con 8g de nuez moscada. .

Le hice pescado y cerdo para que comiera y cenara, usé la misma tabla y tampoco lavé el cuchillo.

A sus camarones nunca le quito la vena.

Quiero sacarle los ojos y amputarle los dedos, apretandote el cuello y a mordiscos, respectivamente.

He puesto arañas en todas las esquinas de tu casa y tu comida tiene cucarachas.

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