lunes, 1 de julio de 2013

La gerencia no se hace responsable.

Estoy pensando: Posído por el dios de la furia y el demonio, de la ternura...
Estoy llorando.
Últimamente me ha dado por llorar, a veces sin razón aparente.
Escucho una canción y lloro, leo un artículo y lloro, platico con alguien y lloro.
Estoy atrapada en una espiral de conflictos.
Me quiero ir lejos, de nuevo, a deambular sin prisas, a extrañar en calma.
Tengo miedo a que sepan quién soy, a que sepan dónde vivo, a que sepan qué hago.
Estoy enojada con mi madre, con mi padre, con mis hermanos, con mis amigos, con mis abuelos, con mis parejas, con mis gobernantes, con mis conciudadanos.
Me preocupa mi dinero, mi salud, mi ocio, mi carrera, mi futuro.
Me preocupa el futuro de todos, me da miedo la injusticia y la indiferencia.
Digo no a la violencia, digo no a los que promueven, callan o son violentos.
Digo no a quien no hace nada ante lo injusto.
Digo no a vivir con miedo en mi casa o en la calle.
No entiendo muchas cosas, no perdono muchas cosas, no asimilo muchas cosas, no proceso muchas cosas.
Yo soy el principal problema de mis problemas, yo soy el principal problema de muchos problemas.
Yo soy agente de cambio en mi vida y en mi entorno, debo cambiar para que las cosas cambien.
No me gustan los cambios.
Me siento impotente, me siento rígida, me siento lenta, me siento agredida, me siento violentada.
Soy victima, soy victimario, sos verdugo y te quiero. Sos cómplice de mi verdugo y te quiero.
Estoy confundida y triste y enojada y atrincherada y arrinconada.
Nada de esto tuvo sentido.

1 comentario: