miércoles, 19 de noviembre de 2014

Managua

El hijo del dictador se sienta al lado mío en el mismo bar, consulta con su guardaespaldas y me invita a una cerveza. Me guardo la rabia, el reproche y el desprecio. Le sonrío, brindo con él y me enveneno a su salud.

1 comentario:

  1. Jaja, no le tiraste la botella. Mientras no hable de política y finja ser un borachito más creo que esos son modales de cantina

    ResponderEliminar