Hay tantas cosas que no puedo cambiar, pero si puedo cambiar yo y el
verme distinta es un principio. Hoy lloré mucho y grité mucho también.
Luego, en una pausa de histeria, tomé las tijeras y lo hice. En cuanto
lo tuve en la mano supe que eso ya no era mio, que estaba muerto sin mi,
pero que yo seguia siendo yo. Tome la otra parte e hice lo mismo. Luego
lo agarré todo, lo agarré con las manos, lo sentí suave, mojado, pesado
y ajeno. Lo boté a la basura, ya no era yo y no valía la pena verle
más.
Luego lloré un poco más, me vi al espejo y saludé a quien me
saludaría todas las mañanas de ahora en adelante. Sequé un poco las
lágrimas y empezé a experimentar.
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