Estábamos él, vos y yo en un barco grande, pero no muy grande,
blanco, en una piscina enorme que era un lago. Me hacían bromas y me
reí, no estaba incómoda pero si algo inhibida.
La ropa era antigua,
bañadores de rayas como de los 20`s. Era un día soleado y estabamos
solos, no recuerdo la playa. Decidimos bajar del barco vos y yo en una
balsa y nadar. Te tiraste al agua, volviste al barco. Él y vos
platicaban, me gritaban cosas, yo chapoteaba en la balsa, medio dormida,
medio divertida.
De pronto, empezó a llover, como de esas lluvias de
anoche, con truenos y rayos y viento. Mi balsa estaba lejos del barco,
un rayo cayo en ella y la explotó, el agua se puso turbia y violenta, ya
no los miraba.
Me arrastró la corriente hacia el extremo derecho del
lago/piscina, pensé: tranquila, cuando llegue a la escalera me agarro y
ya.
Ahí los vi, tratando de llevar el barco cerca mio y hacerme subir.
Llovía más fuerte, la corriente estaba más violenta y vi que el nivel
del agua subió mucho en poco tiempo. Lo poco de la balsa en la que
estaba, a pesar de que estaba reventada se fue y cuando llegué al borde
de la escalera para agarrarme y subir algo me golpeo el dedo que hizo
que me soltara y sentí como el agua me arrastraba y me hundía y no podía
respirar.
Desperté sobresaltada, con la respiración agitada y la
necesidad de saber que estaba en tierra, tocando base, o algo así.
Managua, mañana del 3 de octubre 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario